LAS MENTIRAS NEOMALTHUSIANAS SOBRE LA SUPERPOBLACIÓN

… Y LA REALIDAD DE LA ANIQUILACIÓN DEL GÉNERO HUMANO.

POR FELIX RODRIGO MORA

Los datos son escuetos y ya innegables, incluso para los más afectos a la biopolítica del sistema. Comencemos por Japón. Las cifras sobre demografía en este país para 2018 resultan escalofriantes: los fallecimientos son 500.000 más que los nacimientos. Nunca antes han nacido menos bebés en Japón y nunca han fallecido más personas. Hoy hay 126 millones de habitantes, que serán 88 en el año 2065, de los cuales un 40% mayores de 65 años, y en 2100 se quedaran en unos 50 millones. Tales son los pronósticos oficiales, a mi entender un tanto optimistas.

Los datos para España son similares. Hoy hay 48 millones de habitantes, que serán unos 20 millones hacia 2065, el 70% emigrantes, quedando la población autóctona reducida a una minoría muy envejecida, acosada por el Estado, perseguida por los racistas antiblancos y abocada a su completa extinción hacia el año 2100.

Se dice que en los países sometidos al islam hay «superpoblación». Falso. En todos ellos, menos en los del África negra, la natalidad se está viniendo abajo. Aún queda algo en Egipto, Afganistán, Pakistán, Indonesia y otros; pero en Marruecos, Túnez, Argelia, Irán, Turquía, etc., ya están en el límite de la tasa de reposición poblacional – 2,1 hijos por mujer – o incluso por debajo. Se ha dicho que hoy quienes padecen la tiranía del clero islámico tienen una demografía de países ricos y una economía de países pobres… En efecto, tal es una de las disfuncionalidades que la clerecía islámica impone, que es inherente a su mentalidad y cosmovisión. Los países musulmanes caminan hacia una crisis social pavorosa. Por eso, el clero islámico no contempla otra solución estratégica que refundarse en Europa, para parasitar a las sociedades europeas, y ha de hacerlo antes de que sus países de origen se desmoronen del todo, en los próximos 20 años, pues ello les desautorizará al completo. Por esa razón, los Saud de Arabia están invirtiendo sumas descomunales en Europa, comprando a los jefes de la izquierda islamófila, financiando a la familia Borbón, sobornando a intelectuales y periodistas, abriendo más y más mezquitas, subsidiando a los emigrantes musulmanes, etc. ¿Lo lograran? Un análisis frío e imparcial parece concluir que no, que fracasarán.

¿Latinoamérica? Por favor, consultad los índices de natalidad y comprobaréis que no queda ningún país en este área que disfrute de abundancia poblacional. Europa y EEUU han robado casi todos los excedentes humanos a Ecuador, República Dominicana, etc. y ahora compiten por rebañar lo que queda, que ya es poco, en Méjico y Centroamérica. Luego tendrán que importar mano de obra del África negra, el único vivero de seres humanos aún activo. Es una expresión de la estulticia de los jefes de Vox el que sostengan que van a promover la emigración latinoamericana, pues ¿de dónde van a sacar a las personas?

En China, que la política, irracional y perversa, del hijo único ha desarticulado el país y, muy probablemente, ha creado una situación sin salida, que llevará al desmoronamiento de su economía a medio plazo. Una de las medidas es crear la denominada Ruta de la Seda Marítima del Siglo XXI, que pondrá en comunicación China y África, ¿con qué fin? Pues, en primer lugar, permitir que muchos millones de africanos emigren «voluntariamente» a China. Eso ya está sucediendo pero aún a pequeña escala. China requiere millones y millones de trabajadores llegados del exterior. Así pues, quienes entre nosotros sostienen que el futuro está en traer africanos que «nos financien las pensiones» deberían preguntarse si, en sólo diez años, va a haber suficientes neo-esclavos para tantos neo-negreros…

Porque, en efecto, Japón también necesita de millones de inmigrantes. Y Rusia. Y EEUU. Y Canadá. Y Australia. Y Arabia, Y… Es probable que incluso Marruecos pase en los próximos lustros de exportador a importador de mano de obra. Y Turquía, por eso Alemania hizo lo de expoliar demográficamente a Siria, en la célebre «operación humanitaria», porque tras vivir desde hace decenios de robar población a Turquía, ahora sabe que este país está a punto de quedar exhausto, expoliado casi del todo.

Lo cierto es que las mentiras «neomalthusianas» sobre el supuesto «exceso de población» ahora quedan en evidencia. En este régimen de embustes se ha significado el ecologismo institucional, que lleva decenios salmodiando que es la mucha población la causante de los males medioambientales. Esto ha hecho de aquélla una ideología neo-genocida, además de ecocida.

Si no se toman medidas revolucionarias es probable que en sólo cincuenta años la población mundial se reduzca a la mitad. Y esta mitad, formada sobre todo por gente mayor, por ancianos y ancianas, se verá, a su vez, reducida a la cuarta parte a finales del siglo XXI. Eso quiere decir que para entonces la población mundial quedaría en un 10% de la actual. Y, ¿eso es «superpoblación»?

¿Solución? Como basamento, una revolución convivencial, relacional, familiar, erótica y sexual.

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